La alergia a los frutos secos es una alergia para toda la vida.  Sólo un 20% de los niños que la padecen alcanzará su tolerancia de forma natural, y normalmente se tratará de aquellos con una sintomatología más leve.

Nos encanta que nuestros hijos coman sano, y los frutos secos entran en ese grupo de alimentos que lo tienen todo: saludables, ricos, variados, cómodos, versátiles, energéticos y nutritivos. Os recordamos que los frutos secos enteros no deben ofrecerse a niños menores de 5 años por el riesgo de asfixia.

Cuando surge una alergia a los frutos secos, perdemos ese “comodín” que tan buen papel nos hace. De todas formas, no hay alimento imprescindible, pues los nutrientes que nos aportan los podemos encontrar en otros grupos de alimentos.

La alergia alimentaria a los frutos secos no es una alergia tan frecuente en los niños como la alergia a la leche y a los huevos, pero se está observando que cada vez se da en más niños.

La alergia a los frutos secos generalmente se relaciona con una respuesta inmunitaria mediada por IgE. Si recordáis, cuando hablábamos de la alergia a la proteína de la leche de vaca, os contábamos que cuando la respuesta inmunitaria está mediada por IgE, predominará la afectación cutánea de forma inmediata (tras 1 o 2 horas de la ingesta), apareciendo habones, urticaria… También os decíamos que, en algunos casos, puede aparecer dificultad respiratoria por inflamación de la garganta que va a requerir tratamiento inmediato, pero esto es más frecuente en la alergia a los frutos secos.

  • ¿Sabías que los niños presentan con mucha frecuencia alergias alimentarias a más de un fruto seco?

Esto es debido a la gran reactividad cruzada existente entre los distintos frutos secos, a causa de la presencia de alérgenos similares en este grupo de alimentos. Este es el caso de las familias de Anacardiacae (pistacho y anacardo).

Recordemos que la reactividad cruzada se produce cuando el sistema inmunitario del cuerpo determina que las proteínas de una sustancia y las proteínas de otra son similares. Así, cuando entra en contacto con cualquiera de ellas, su sistema inmunitario puede actuar del mismo modo, lo que puede ocasionarle síntomas alérgicos.

Existe una elevada incidencia de reactividad cruzada entre los anacardos y los pistachos, como hemos comentado, pero también entre las nueces, las avellanas y nueces pecanas u otros tipos de nueces. Por ello, algunos profesionales sanitarios pueden aconsejarle que evite todos los frutos secos, aunque solo se haya confirmado su alergia a uno de ellos.

Mecanismos fisiopatológicos

  • ¿Cómo será la alimentación de los niños con alergia a los frutos secos?

Como podemos suponer, la dieta de los niños con alergia a frutos secos excluirá aquellos grupos en los que se haya constatado una hipersensibilidad. Además, se podrían excluir también los que conlleven un riesgo potencial de producirla mientras no se descarte esta probabilidad a través de una prueba de exposición controlada.

En caso de exclusión completa, deberá asegurarse, con otros alimentos, un aporte óptimo de los nutrientes que albergan los frutos secos.

En la composición nutricional de los frutos secos encontramos:

  • Proteínas vegetales. No destacan por su valor biológico dado su origen vegetal, pero su elevado contenido en arginina los relaciona con una óptima función cardiovascular.
  • Lípidos. Predominan las grasas monoinsaturadas en almendras y avellanas y las poliinsaturadas en pipas y piñones.
  • Minerales (destacan el calcio, potasio, fósforo y magnesio),
  • Vitaminas. Especialmente la vitamina E aunque, del mismo modo, se incluyen las referentes al complejo B.
  • Fibra de los 2 tipos, soluble e insoluble.
  • Esteroles vegetales o fitoesteroles. No son nutrientes, por lo que no son esenciales para la vida. Sin embargo, aportan algún tipo de beneficio a la salud más allá de la nutrición básica, como el hecho de inhibir la absorción intestinal de colesterol por competencia.

Por tanto, se debería favorecer la inclusión en la dieta de:

  • Legumbres (contienen alrededor de un 20% de proteínas vegetales y, además, son una rica fuente de calcio, magnesio y vitaminas E, B1 y B9, y fibra)
  • Aceite de oliva virgen (constituye el principal aporte de ácido oleico pero su contenido igualmente presenta vitamina E y pequeñas cantidades de fitoesteroles)
  • Pescado azul (que dispone de un contenido sustancial en proteínas de alto valor biológico y grasas poliinsaturadas como el omega-3).

Tenéis más información acerca de los frutos secos en éste artículo.

BEATRIZ ALONSO (Enfermera)

CRISTINA GARCÍA TÉBAR (Dietista de NUTRIEMOCIÓN)

Llámanos
Cómo llegar