Los beneficios del ejercicio físico en general, son incuestionables, tanto a nivel físico como psicológico.

Sin embargo, en determinadas circunstancias, el ejercicio físico se puede considerar NO SALUDABLE o de riesgo para la salud física, esto seguramente ya lo imaginabas, pero también para la salud mental de la persona. 

¿Cuándo el ejercicio físico podría conllevar un RIESGO FÍSICO? 

  • La elección de los ejercicios a realizar no es la adecuada para la persona por alguno de estos motivos: falta de entrenamiento, el estado físico de la persona no es bueno para lo que exige la actividad, la técnica no es la adecuada o está contraindicado por motivos médicos.
  • La intensidad y/o el tiempo dedicado es excesivo para el nivel de entrenamiento y estado de salud de la persona.
  • No va a acompañado de una alimentación, hidratación y un descanso adecuado, y/o se asocia al consumo de determinadas sustancias y dietas de riesgo
  • El estado de salud de la persona es deficiente

¿En que caso podría conllevar un RIESGO PSICOLÓGICO?

  • La dedicación es forzosa o bajo presión (familiar, social, institucional), ya sea por el tipo de actividad, el tiempo dedicado, la intensidad exigida, las expectativas puestas en los resultados que de la persona…
  • No se disfruta de la actividad ni se busca el bienestar sino que la motivación es únicamente el cambio físico (por ejemplo la pérdida de peso, el aumento del tono muscular, etc.)
  • Se realiza de forma compulsiva u obsesiva (la persona pierde el control de la conducta). En este caso, el ejercicio también podría también dar lugar a lesiones físicas pues es posible que no se realice correctamente debido a “la urgencia” por realizarlo
  • Está contraindicado por motivos terapéuticos (por ejemplo, cuando la persona sufre un TCA)

Afortunadamente, existen una serie de SIGNOS DE ALARMA ante los cuales tenemos que reconsiderar si nuestro ejercicio físico o el de una persona que nos importa puede estar siendo de riesgo para la salud psicológica. En algunos casos se trata de cuestiones muy normalizadas entre la población general, desgraciadamente, pero no dejan de ser motivo de preocupación.

  • Cuantificación del ejercicio físico. Estar pendiente de las cifras ¿Cuántos días he entrenado? ¿Cuántos pasos he dado? ¿Cuántas calorías he quemado? 
  • Necesito practicarlo diariamente sin excepción.
  • Rigidez, autoexigencia: No me permito hacer menos (repeticiones, distancia, tiempo…) que el día anterior / Lo mantengo a pesar de que mi cuerpo me pide parar, no me apetece en absoluto o siento dolor.
  • Lo antepongo a actividades o responsabilidades laborales, académicas, familiares, o se renuncia a actividades eventos sociales o de ocio agradables para la persona.
  • Aparición de síntomas de abstinencia (irritabilidad, ansiedad, depresión…) cuando no se realiza. 
  • No disfruto o no me gusta pero aún así lo hago lo mantengo.
  • Lo hago a escondidas o miento respecto al tiempo que he dedicado.
  • El hacerlo o no va a determinar lo que voy a comer, o cómo me siento con lo que he comido o con mi cuerpo. O lo hago para sentirme bien o compensar lo que he comido.

Obviamente estos puntos, más que ser un problema en sí mismos, hablan de cómo se siente la persona. El ejercicio físico llevado a ese extremo puede ser la manifestación de que algo no va bien.

¿Qué ocurriría si mantuviéramos nuestro ejercicio físico desoyendo los síntomas de alarma?

Las consecuencia serían serias y podría surgir un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) o vigorexia, si no existe ya.

  • ADICCIÓN (cada vez quiero más músculo, levantar más peso, pesar menos, o hacer mejor marca…)
  • OBSESIÓN (los pensamientos al respecto no cesan).
  • DEPENDENCIA (se practica porque no puede dejar, ya que no hacerlo dispara la ansiedad, la actividad me controla en vez de al contrario)
  • INSATISFACCIÓN CORPORAL (no llego a verme bien por más que haga)
  • RIGIDEZ (si no hago tanto tiempo o no llego a tal objetivo, no he hecho nada)
  • RITUALES (necesito realizarlo de determinada manera y siguiendo determinados esquemas obsesivos).
  • CÍRCULO VICIOSO ejercicio – restricción – descontrol. El ejercicio físico puede reducir la sensación de apetito tras su práctica, lo que refuerza la restricción. Si luego aparece de golpe se vive como un descontrol y eso lleva de nuevo a realizarlo.
  • DESCONEXIÓN DE LA SENSACIÓN DE SUEÑO Y DEL CANSANCIO 

Te animamos a practicar ejercicio físico de manera regular. Elige preferiblemente aquel que creas que más te va a hacer disfrutar, es la mejor manera de asegurarte de que va a tener una continuidad y te va a generarte un bienestar a todos los niveles. Escúchate siempre, tu cuerpo también habla.

CRISTINA GARCÍA TÉBAR. Dietista de Nutriemoción

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