La intolerancia a la fructosa o malabsorción a la fructosa es una afección por la cual el cuerpo humano es incapaz de absorber de manera correcta la fructosa.
¿Qué es la fructosa?
La fructosa es un azúcar simple que podemos encontrar de manera natural en la miel y en un gran número de frutas y verduras. También podemos encontrarla añadida de manera artificial en múltiples productos procesados, como los refrescos o la bollería industrial. Además podemos encontrar la fructosa formando el disacárido llamado sacarosa, que está formado por una molécula de fructosa y otra de glucosa.
¿Cómo se absorbe la fructosa?
La fructosa no necesita ninguna enzima para ser absorbida y digerida, si no que necesita una proteína transportadora llamada GLUT-5. Esta proteína llevará a la fructosa desde la célula intestinal hasta la sangre. En el caso de que esta proteína pierda por cualquier motivo su funcionalidad, se producirá la intolerancia o malabsorción de la fructosa. Además, a parte de la fructosa, parece ser que esta proteína (GLUT-5) es también el transportador del sorbitol.
¿Cúal es la causa de la intolerancia a la fructosa?
La causa de la intolerancia o malabsorción a la fructosa no está clara. Podría deberse a distintas causas, entre las que se encuentran:
- padecer una enfermedad inflamatoria o infecciosa a nivel intestinal (gastroenteritis, enfermedad de Crohn, celiaquía, etc),
- padecer un sobrecrecimiento bacteriano (SIBO)
- ingesta abundante de alimentos ricos en fructosa
- menor expresión de los transportadores específicos de la fructosa: GLUT2 y GLUT5.
- otros
Según la causa, la intolerancia a la fructosa puede ser permanente o transitoria.
¿Cúales son los síntomas de la intolerancia a la fructosa?
Los síntomas que pueden presentarse en la intolerancia a la fructosa son principalmente digestivos, pero también puede afectar a nivel extradigestivos.
Por una parte, respecto a los síntomas digestivos tendríamos los ruidos intestinales, dolor abdominal de tipo cólico, distensión abdominal, estreñimiento, diarrea (frecuentemente explosiva), náuseas, vómitos, flatulencias malolientes, halitosis, reflujo gastroesofágico, entre otros. Se trata de síntomas muy inespecíficos, que podrían deberse también a muchas otras afecciones digestivas.
Por otra parte, en cuanto a los síntomas extradigestivos podemos encontrar la cefalea, mareo, falta de concentración, alteraciones menstruales, caída de cabello, dolores musculares, cansancio, tristeza, fragilidad en las uñas, entre otros.
¿Cómo se diagnostica la intolerancia a la fructosa?
La intolerancia a la fructosa se diagnostica principalmente por medio del test de sobrecarga oral de fructosa y posterior medición de hidrógeno en el aire espirado. Para realizar este test es necesario una preparación previa correcta para evitar errores en los resultados. A la hora de realizar el test se hará una medida basal de hidrógeno espirado y posteriormente tras la toma de fructosa se irán haciendo mediciones a lo largo de 2-3 horas y registrando a su vez los síntomas digestivos que se presentan. Posteriormente, un médico especializado deberá hacer la lectura de los resultados.
Intolerancia hereditaria a la fructosa.
Es importante no confundir la intolerancia a la fructosa con la fructosemia o, también llamada, intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF). La fructosemia es una enfermedad rara por la cual la persona carece de la proteína concreta presente en el hígado que descompone la fructosa, pudiendo desencadenar determinados síntomas como problemas gastrointestinales, convulsiones, somnolencia excesiva, irritabilidad, ictericia, vómitos y/o hipoglucemias tras las comidas. Además, la fructosemia es considerada una enfermedad benigna si se trata, pero puede llegar a ser mortal si no se realiza ningún tipo de tratamiento. Sin embargo, la intolerancia o malabsorción a la fructosa es una afección mucho más frecuente y sin riesgo vital.
¿Cuál es el tratamiento de la intolerancia a la fructosa?
El tratamiento está basado en una restricción dietética de alimentos que contengan fructosa e irlos introduciendo de manera gradual en la dieta, con el objetivo de comprobar la cantidad tolerada de la misma. Así mismo, al compartir el transportador GLUT 5, se suele recomendar limitar también los alimentos que contienen sorbitol, como son determinadas frutas y productos alimenticios (mermeladas, productos de bollería, congelados, chicles, productos light o “sin azúcar”,etc). Por último, debe prestarse atención a los excipientes de los medicamentos, puesto que en su composición podría encontrarse la fructosa.
MARÍA DEL CARMEN BERNAT VELASCO. Médico de Familia.
CRISTINA GARCÍA TÉBAR. Dietista de Nutriemoción