El agua es el medio donde se llevan a cabo todas las reacciones químicas dentro y fuera de nuestro organismo; sin ella, sencillamente, no hay vida.
Si pudiéramos vernos por dentro nos daríamos cuenta de que, tanto el volumen de agua corporal, como su distribución en los distintos compartimentos corporales, y la composición de cada uno de fluidos corporales… todo, todo, se mantiene estable, pues así funciona bien nuestro organismo. Una compleja red de mecanismos homeostáticos vela por nosotros. El mecanismo de la sed nos guía para asegurar un aporte de agua que compense las pérdidas que constantemente se van produciendo.
Se habla mucho de la importancia de la hidratación para nuestra piel, pero igual de importante es el agua para cualquier otro órgano, lo que pasa es que la piel la vemos y el resto no. Si vieramos por dentro nuestros organismo hidratado y luego deshidratado… seguro que no nos gustaría.
¿En qué % estamos constituidos por agua?
En el momento del nacimiento, los bebés son en un 75-85% agua. Conforme van creciendo ese porcentaje se va reduciendo y en adultos oscila entorno a un 55% (puede llegar al 70% en personas muy delgadas y descender al 45% en personas con obesidad).
¿Cómo incorporamos agua a nuestro organismo?
El agua es considerada tanto nutriente como alimento, pues encaja en las 2 definiciones. Como nutriente, forma parte de todos los alimentos. Pero a diferencia de los otros, está en todos, absolutamente todos los alimentos, en mayor o menor medida. Algunos tienen muchísima, como la leche y las frutas, y otros menos, como los frutos secos y las semillas.
Proveemos a nuestro organismo de agua, a través de los alimentos y las bebidas que consumimos.
¿Cómo perdemos el agua?
De manera natural (fisiológica), a través de la orina, el sudor, las heces y la respiración.
El agua acompaña a las sustancias de desecho que se van generando del metabolismo y que tienen que ser expulsadas, través de los siguientes procesos:
- Respiración: en los alvéolos pulmonares se produce un intercambio gaseoso mediante el cual se saca el aire rico en CO2 junto con el vapor de agua.
- Micción: eliminación de residuos tóxicos del metabolismo a través de la orina
- Defecación: eliminación de productos de la digestión a través de las heces
También perdemos agua en la transpiración. Es la pérdida de agua a través de la piel para regular la temperatura corporal (termorregulación).
Otras procesos que nos hacen perder agua:
- Ejercicio físico intenso
- Temperaturas altas (climas calurosos)
- Diarreas, vómitos.
- Fiebre: eliminamos agua por el sudor principalmente, pero también por la respiración (pérdida insensible) si es muy alta
- Fármacos con efecto diurético
- Dietas hiperproteicas y ricas en sal. En estos casos aumentaría la necesidad de beber líquidos para eliminar los residuos de las proteínas y el exceso de sal.
- Patologías (p.e. una diabetes mal controlada)
- Intervenciones quirúrgicas
- Quemaduras
- Etc.
¿Qué función tiene el agua en nuestro organismo?
Algunas de las funciones más importantes del agua en nuestro organismo son:
- Termoregulación. El organismo regula la temperatura corporal haciendo uso de la transpiración. La piel es el principal órgano mediante el cual se elimina el exceso de calor corporal.
- Medio de transporte de oxígeno, nutrientes, células, hormonas… a través del organismo (sangre, fluidos linfáticos)
- Eliminación de deshechos y toxinas, a través de la orina, respiración, heces y sudoración.
- Digestión. El agua es necesaria para la formación del bolo alimenticio, absorción de nutrientes, y formación de las heces.
- Amortiguadora. El líquido sinovial que baña las articulaciones, el líquido del globo ocular, el cefalorraquídeo, el líquido amniótico y en general los líquidos del organismo amortiguan y nos protegen de posibles lesiones.
- Lubricante, junto a una serie de sustancias viscosas. La saliva lubrica la boca, las lágrimas lubrican los ojos, las secreciones mucosas lubrican el aparato digestivo, el respiratorio, el genito-urinario, etc
¿Qué efecto tiene la DESHIDRATACIÓN?
La deshidratación genera una serie de alteraciones en el organismo, entre ellas:
- Estreñimiento
- Alteración de la función renal y respiratoria
- Bajada de la Presión arterial.
- Alteración de la capacidad de termorregulación
El cerebro humano es especialmente sensible a pequeños desequilibrios hídricos, por lo que si hay deshidratación también se reduce la atención, la capacidad de concentración, el rendimiento, la capacidad de memorizar, además de que pueden aparecer otros síntomas como dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad, somnolencia…
Si la deshidratación es muy importante también puede aparecer confusión, mareo, estrés y ansiedad.
Pérdidas por encima de un 10% de agua pueden causar daños graves al organismo e incluso la muerte.
¿Qué cantidad de agua debemos beber?
Dependerá de:
- edad
- altura y constitución de la persona
- la temperatura y la humedad ambiental
- la exposición al sol
- la actividad física que hayamos realizado
- la cantidad de otras bebidas o alimentos que consumamos (infusión, café, frutas, sopas, gazpachos…)
En principio tenemos un mecanismo (la sensación de sed) que nos avisa de cuándo nuestro cuerpo necesita agua. Deberíamos poder beber en respuesta a esa sensación en cualquier momento del día (ojo hay muchos mitos). Sin embargo, lo cierto es que muy a menudo desoímos este aviso porque estamos muy centrados y focaliazos en nuestras actividades del día a día, y muy a menudo también lo confundimos con sensación de hambre.
Beber 2 litros diarios no tiene por qué ser siempre necesario, en determinados casos beber 1 litro o litro y medio, por ejemplo, puede ser suficiente. En otros casos los 2 litros se quedarían muy cortos.
Acostumbrarse a tener una botella de agua cerca que te invite a beber o que pueda saciar la sensación de sed cuando aparece y no dejarla pasar, siempre va a ser lo mejor. Ofrecer a niños y mayores, por ser más vulnerables a la deshidratación, también hay que hacerlo. OJO! no sirven zumos ni refrescos. Aquí te dejamos algunas ideas para saborizar el agua si no eres muy aficionado a ella.
CRISTINA GARCÍA TÉBAR. Dietista de Nutriemoción.