No es nada nuevo decir que la obesidad y sobrepeso son un grave problema, ya considerados como epidemia, extendidos por toda la sociedad occidental. Con toda la información que tenemos a nuestra disposición, lejos de ir a menos, el problema ha aumentado en las últimas décadas, y más si hablamos de la obesidad infantil (en España estamos entre los países con más obesidad infantil de Europa). ¿Pero quién tiene la culpa de eso?
La culpa no es del paciente
Es un error culpar al paciente por su peso (aunque por desgracia muchos “profesionales” lo siguen haciendo). No vivimos en burbujas aisladas y el problema del aumento de peso está muy extendido, por tanto, tiene que haber factores en común fuera del paciente que ayuden a mantener esta epidemia. Vivimos en una sociedad obesogénica, eso quiere decir que predispone la aparición de la obesidad y sobrepeso.
¿Cómo puede hacer eso la sociedad? Pues de varias formas, por ejemplo, bombardeándonos con anuncios de comida rápida, alimentos procesados, snacks rápidos… Es difícil que no se te entre apetito de éste tipo de productos cuando nos estimulan constantemente con ellos.
También juegan con la falta de educación alimentaria que existe en nuestro país, haciéndonos creer ciertos conceptos que no son del todo acertados (como explicamos en el artículo anterior).
Y la población más susceptible a éstos anuncios es la infantil… donde se anuncia comida rápida con juguetes llamativos y de moda que a todos los niños les gusta.
La obesidad y sobrepeso no son problemas individuales
Como también hemos comentado en otros artículos anteriores, no solo comemos por tener hambre física, sino también nosmovemos por los sentimientos, estímulos, etc… Un ejemplo de esto es que se ha visto que la televisión “engorda” más que el ordenador. ¿Cómo puede pasar esto si ambas son actividades igual de sedentarias? Pues por lo que hemos comentado antes, en la televisión nos bombardean con anuncios de productos (más que de alimentos) que nos crean la necesidad de consumir. Tampoco ayuda que hagan programas para desmontar mitos alimentarios y en ellos no cuenten con nutricionistas (poca de la información que sale en ellos está basada en al evidencia científica).
Hasta asociaciones como la de pediatría dan su sello a productos poco saludables como las galletas dinosaurus, por tanto, no es fácil distinguir entre tipos de hambre, comida saludable o alimentos realmente sanos.
Aunque si que cada persona es quien decide lo que come, para actuar de forma más eficaz contra la obesidad y sobrepeso, se debería de hacer de forma más social.
Laura Guillem Molina, dietista-nutricionista en NUTRIemoCIÓN (Valencia)