La anorexia y el resto de trastornos de la conducta alimentaria hace veinte años
Hace apenas veinte años, la anorexia y muchos otros trastornos de la conducta alimentaria aparecían en una franja de edad comprendida entre los 13 y los 20 años. Cuando, llegada la pubertad, las niñas comenzaban a experimentar cambios físicos intensos en cuerpo, podían sentirse incomodadas o desbordadas por los mismos. Si recibían comentarios ofensivos o sexualizados sobre dichos cambios y, de algún modo, tenían conocimientos de que la ingesta de comida estaba relacionada en cierta medida con el volumen corporal, podían llegar a la idea de ponerse a dieta para hacerse menos visibles y evitar los “piropos” (antes se llamaba así a comentarios que hoy resultan sexistas y ofensivos) que las desorientaban, o para no recibir críticas de su círculo social sobre el volumen de sus pechos o caderas. Al hacer dieta, su volumen corporal bajaba, y ya no las acosaban por la calle, motivo que sentían como una justificación para continuar el camino que habían iniciado. O recibían alabanzas de sus amigos sobre lo delgadas y guapas que estaban, motivo por el que extremaban más la dieta. Los medios informativos eran diferentes: sacaban información de revistas de chicas o de otras amigas.
La anorexia hoy
El mundo ha cambiado tanto en estos últimos veinte años, sobre todo con el acceso a internet, la presión de la moda hacia un modelo estético esquelético y las redes sociales, que la anorexia, como no podría ser de otra manera, también ha cambiado. La anorexia y todo el resto de trastornos de la conducta alimentaria. Las niñas tienen acceso a la información mucho antes, se ven presionadas por su peso y aspecto a edades ya muy tempranas, y la edad de comienzo de debutar anorexias está bajando vertiginosamente. En nuestra consulta de nutricionistas vemos a madres desesperadas que traen a sus hijas porque ya les fallan los argumentos con ellas. La reacción de la nutricionista en ese momento y su experiencia en trastornos de la conducta alimentaria, será clave. Pero la edad también ha ido subiendo, se ven anorexias de inicio tardío, a menudo tras una operación médica en la que por la inmovilización se ha perdido peso, o al revés, ganado. Las redes sociales son una fuente inagotable no sólo de presión mediática, sino de desinformación sobre dietas; supuestas dietistas y nutricionistas nos bombardean con dietas milagro cada mayo, nos proponen las más peligrosas y absurdas de las iniciativas. Como nutricionistas, hemos de decir, que semana a semana, aún consiguen sorprendernos con nuevas barbaridades.
El papel de la nutricionista en los trastornos de la conducta alimentaria
El papel de las nutricionistas cuando acude a consulta alguien que demanda una pérdida de peso que no necesita es muy delicado, hay que considerar siempre un posible debut de un trastornos de la conducta alimentaria. Nutricionistas que siguen el juego y dan dietas están haciendo que estas chicas, y chicos, desinhiban aún más su restricción alimentaria, externalizando la responsabilidad: si me la ha dado un profesional médico, es que no pasa nada. Por otro lado, reacciones alarmistas, negarse en redondo, tan sólo van a conseguir que la persona salga corriendo del centro de nutrición, y pierda la oportunidad de parar una anorexia incipiente o se encamine hacia su recuperación.
El papel del psicólogo en la anorexia
Es fundamental que, en el equipo del centro donde trabaje la nutricionista haya también una psicóloga experta en trastornos de la conducta alimentaria. El trabajo en equipo es fundamental: deciden cómo, cuándo y qué, deciden a qué ritmo, deciden lo que sí y lo que no, acuerdan objetivos comunes que no se solapan. El psicólogo trabaja lo que llamamos la punta del iceberg de la anorexia, además de la anorexia en sí. Bajo el iceberg visible, que sería la anorexia, hay una base aún mayor de miedos, baja autoestima, situaciones traumáticas del pasado, problemas para gestionar emociones…. Y muchas otras cosas. Deben tratarse, porque son el origen de la anorexia. Pero también debe tratarse la anorexia en sí porque, una vez iniciada, se mantiene y perpetúa por mecanismos que nada tienen que ver con aquellos que la provocaron y por tanto, el trabajo emocional únicamente, no será suficiente.
Departamento de Trastornos del Conducta Alimenatia de NutriEMOcion