Muchas veces cuando estamos aburridos, nerviosos o algo tristes nos entra el hambre, pero no siempre es hambre real, sino más bien es un tipo que se le llama hambre emocional.

El sentimiento de hambre es real, quieres comes y hasta puedes sentir que lo necesitas, pero no es una necesidad física. Trabajando como nutricionista he visto muchas veces en consulta que con ciertas herramientas y algo de práctica, se puede diferenciar el hambre física del hambre emocional. así que os dejo unas cuantas diferencias en las que fijarnos

El hambre emocional no espera

 Una de las diferencias más grandes que se notan de forma sencilla es la ahambre emocional valenciaparición del hambre. En el hambre física aparece poco a poco, de forma muy gradual mientras que el hambre emocional aparece de repente. Estar atento y saber cuándo ha llegado el hambre puede ser muy útil para saber qué tipo de hambre tenemos. Otra de las diferencias muy claras es que el hambre física no necesita satisfacerse de forma inmediata, puede esperar un poco (viene de forma gradual y también aumenta de forma muy gradual), mientras que el hambre emocional se tiene que satisfacer inmediatamente.

Por tanto, si te entra un hambre muy repentino y no puede esperar ni un momento, lo más probable es que físicamente no necesites comer. Mejor será dar un paseo, pasear al perro, salir a correr, darse un baño o leer un poco.

¿De qué tienes hambre?

Cuando tienes hambre física, cualquier comida vale, ya que cualquier alimento nos sirve para hambre emocional dietistadejar de pasar hambre, mientras que con el hambre emocional lo que pasa es que nos apetece determinados alimentos, que los solemos meter en nuestro cajón de la mente de “alimentos prohibidos“. Es más normal que apetezcan dulces, papas, frutos secos fritos, etc. que no una ensalada, una crema de verduras o un plato de lentejas.

Qué hacer si me pasa

Como hemos dicho antes, si nuestra hambre es más emocional que física, lo primero es distinguirla,y luego lo ideal es hacer cualquier cosa que nos distraiga de esa sensación. Si nos pasa mucho, podemos tener ciertas creencias y prohibiciones que nos impidan dirigirnos hacia una alimentación saludable, por lo que si no lo podemos controlar, lo mejor es acudir a un profesional (dietista nutricionista o un psicólogo según el caso).

Laura Guillem Molina, dietista nutricionista en NUTRIemoCIÓN (Valencia)

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